Fabián es un muchacho de no más de veintitantos años, que lleva una vida entre los sabores y sinsabores del amor, tratando y en el intento de encontrar a la mujer de su vida, en su inexperiencia con las mujeres le toca pasar por muchas aventuras, algunas divertidas, unas trágicas y otras tristes, donde literalmente juegan al ping pong con su corazón. Una divertida novela juvenil, basada en las experiencias de Fabián, que también son las mismas que le suelen suceder a muchos jóvenes de su edad. La mayoría de ellas se encuentran tatuadas en este libro, en la que él nos cuenta su vida con ellas, con las mujeres que perdió por ser un mujeriego. A algunas de ellas, les escribe cartas creyendo poder recuperarlas de alguna forma, las mismas, que por supuesto, no tienen respuesta.

Infiel por naturaleza (Parte I)



En esos tiempos yo dividía mi tiempo entre estudiar en la universidad y la administración de dos restaurantes, el primero era un pollería ubicada muy cerca de la zona céntrica de la ciudad de Iquitos y el otro era una cafetería concesionaria de un hospital de la localidad, por las mañanas trabajaba en la cafetería y por las noches en la pollería.

Una de aquellas noches que llegué a la pollería, al ingresar al local había muchas mesas ya ocupadas, mientras hacía mis labores habituales uno de los meseros se me acerca y me entrega muy discretamente una nota en la que decía “Hola me llamo Katty, mi número de celular es xxxxxxxx y vivo en….te espero”, y después de leer la nota levanté la cabeza y miré al mesero que se alejaba y le hice un ademán como preguntando extrañado “¿quién es la chica que te dio esto?” y él me respondió con un gesto indicándome la mesa en donde estaba sentada la autora de la nota y al ver hacia la mesa indicada estaban sentados un tipo con una guapa chica que aparentemente era su enamorada.


Por una parte estaba sorprendido por la hábil que fue la chica al entregar la nota al mesero sin que se pudiera dar cuenta su pareja y a la vez mi ego se elevó hasta el techo porque la chica era muy linda, estaba vestida con un uniforme naranja como enterizo con un cinturón negro que resaltaba y dejaba ver su linda figura, era muy delgada, me di cuenta de que era promotora de una bebida de fantasía muy de moda en ese tiempo, presumí que salía de trabajar, tenía el cabello claro hasta los hombros y bonita sonrisa, muy coqueta, las miradas iban y venían entre ella y yo cada vez que pasaba cerca de la mesa, disimulando muy bien, claro para que el enamorado no se diera cuenta, después de un tiempo pagaron la cuenta y se fueron, a primera vista me dejó una muy buena impresión. Al final de la noche me quedé mirando el papel escrito por mi inusual admiradora.

A los días siguientes me la cruce en la calle, yo la vi desde lejos pero ella no a mi, pensé en visitarla en su casa, pero ¿Cómo presentarme?, ¿Qué le diría?, ¿Sí al llegar a su casa me abre la puerta su enamorado? ¿Qué haría ante esa situación? Y luego me dije mejor no, sería una muy mala idea, la descarte.

Varias tardes después saliendo del cafetín que se encontraba dentro del hospital que se ubicaba a unas cuadras de la casa de Katty, pensé en dar una vuelta cerca de allí y así fue llegué a la dirección que figuraba en el papelito entregado varias noches atrás en la pollería, pasé lentamente montado en mi moto por el frontis de su casa, pero no me animé a parar y tocar a la puerta, mantenía ese pensamiento negativo en la cabeza, seguí de largo y a unas cuantas casas estaba ella en la casa de una amiga que vivía cerca de la suya, sin que yo me de cuenta Katty había presenciado la forma que transite delante de su casa, me miró y yo me acerqué, me presenté y conversamos acerca de lo que había pasado la otra noche, estuve con ella toda esa tarde.

La iba a visitar muy seguido, pero ya más tranquilo porque ella me había comentado que su enamorado no iba a visitarla a su casa, ya que no gozaba de la simpatía de su familia, y yo ya le había caído bien a su mamá y hermana, punto a mi favor. Después de visitarla durante una semana una noche la invité a salir a comer algo y después nos fuímos a conversar a un parque, claro previamente elegido por ser tranquilo y oscuro, muy bien planeado por mi para la situación, conversamos un poco más, cada vez nos poníamos más cariñosos, la noche era ideal, la luna y las estrellas estaban resplandecientes e iluminaban románticamente el desolado parque oscuro, la brisa era fresca tan fresca que me invitaba a estrecharla en mis brazos, ambos entendíamos y éramos concientes de la atracción que había entre los dos, en un acto de osadía la tomé muy suavemente del mentón y la besé, fue un beso muy largo y apasionado, me encantó a la primera y así pasamos toda la noche.

Siempre la veía por la calle acompañada de su enamorado y casi a diario nos encontrábamos a escondidas de él, sí, se lo que estás pensando, era el “otro”, al comienzo no me preocupó ni me importó ser poseedor de ese adjetivo, pero al pasar el tiempo, al conocerla más y escuchar las cosas que me hablaba, ya comenzaba a sentir algo más que una simple atracción, hacía que me ponga muy celoso al ser testigo de las escenas que compartía con su enamorado, pero no podía exigirle nada ya que nuestra relación era así, era abierta, era libre sin ataduras, nunca le dije que fueramos enamorados, no era la intención e ninguno de los dos, ella con su enamorado y yo con mi chica, ese era el acuerdo que habíamos llegado, acuerdo que nunca lo hablamos pero lo entendíamos perfectamente por las mismas circunstancias en la que nos encontrarnos al conocernos.

La relación duró varios meses, la pasamos bonito, hacíamos cosas que nunca lo habíamos hecho con otras personas, una vez recuerdo haber ingresado por la noche a escondidas de los guardias de seguridad del hospital y meternos al cafetín que administraba, allí una vez dentro nos comenzamos a besar locamente inspirados por la emoción y la excitación del momento, yo me puse más caliente de lo normal, mis manos se convirtieron en tentáculos como la de un pulpo que la abrazaban y aprisionaban contra mi cuerpo ansioso de placer, al parecer ella también deseaba lo mismo que yo, se dejaba llevar por mi, la besé por todo el cuerpo y prestos a iniciar el acto más candente, una luz de linterna muy inoportuna interrumpió toda la escena que se llevaba acabo en el mostrador del cafetín, me di la vuelta y no tuve otra alternativa que sonreírle al seguridad que por suerte era amigo mío y decirle que ya estábamos de salida que solo había venido por unas cosas que olvidé, él entendió a lo que me refería y asintió con la cabeza y sonrió para luego retirarse, Katty muy avergonzada se subió el vestido que ya estaba por el suelo y nos marchamos matándonos de la risa al salir del hospital.

Pasaron otros meses y por cosas que no recuerdo bien nos fuímos alejando uno del otro, pero me imágino que debieron ser en parte el saber que la relación que yo tenía con mi chica de varios años era estable y que ella no tenía lugar allí, pero ella era muy especial para mi, quizás si yo hubiera notado en que ella tenía intenciones de dejar a su enamorado para que este solo conmigo, creo que por ahí la historia hubiera sido otra, nos dejamos de ver por un par de años más o menos.

Continúa...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es muy bonita la historia que cuentas, la mistad al final de toda relacion siempre debe quedar, ya que vivste tanta intimidad y momentos felices con esa persona.

Anónimo dijo...

Es muy bonita la historia que cuentas, la mistad al final de toda relacion siempre debe quedar, ya que vivste tanta intimidad y momentos felices con esa persona.

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