
A primera vista me gustó mucho, después de un intercambio de miradas y de sonrisas me atreví a conversarle, de paso aprovechaba de matar el tiempo y los nervios previos al examen, le dije: “Hola, ¿a qué facultad postulas?”. “A Turismo y Hotelería…y tu ¿a cuál?” me contestó dibujándome un “hola” con su tierna sonrisa, digo tierna porque realmente lo era, tenía 16 años, recién había terminado el colegio y era su primera postulación a la universidad, a diferencia de la mía que con mis 19 años ya había pasado dos exámenes anteriores, uno malo y el otro con un resultado exitoso por lo que lo que estuve tres años estudiando Ingeniería en Industrias Alimentarias. Así es tres largos años tuvieron que pasar para darme cuenta de que la ingeniería de alimentos no era lo mío, así que decidí postular a Ingeniería de Sistemas, que era lo que me gustaba, las computadoras y los sistemas informáticos, por todo eso ya me consideraba un canchero en la materia de los exámenes de admisión.
Seguimos con la plática, me dijo que su nombre es Victoria, y en unos cuantos minutos ya le había sacado su número de celular hasta la dirección de su casa. Llegó el momento de pasar a las aulas, nos despedimos y no la volví a ver en ese día. Al final de todo el más canchero no pudo ingresar, pero Victoria si. Lo supe esa misma tarde cuando publicaron los resultados por la tele.
Después de unos meses en medio de varios papeles que tenía guardados, me encontré con una pequeña nota del puño y letra de la mismísima Victoria; en ella estaba su número de celular y la dirección de su casa. Me preguntaba ¿qué será de su vida?, ¿cómo le estaría yendo en la universidad? y decidí llamarla y pactar una cita para poder conversar o quién sabe salir a comer algo. Así la llamé y me invitó a encontrarnos en la casa de una de sus compañeras. Eran la 7 de la noche cuando llegué al lugar, ella ya me esperaba en la puerta, felizmente no era muy lejos de donde yo vivía, por lo que no se me hizo difícil llegar. Desde aquel domingo del examen no la veía y de eso ya había pasado algún tiempo, era una sensación bonita tenerla frente a mi nuevamente, me encantaba mucho esa carita y esa sonrisa de niña traviesa, conversamos mucho aquel día, fuimos a comer y a seguir charlando toda la noche. Nos divertimos mucho, nos reímos hasta las lágrimas, al final de la noche tanto fue la química y la confianza que habíamos llegado a tener el uno con el otro que dejó que la abrace y bese en la mejilla a manera de juego, pero como se dice “de juego en juego” sucedió lo que se esperaba, me tomé el atrevimiento de voltear la cara justo en el momento en que ella me iba a dar un beso en el cachete y me lo dio en los labios, se sorprendió pero no se alejó, continuó y continuó, el beso llegó a durar varios minutos, quizá fue algo que los dos deseábamos en ese instante.
Aquella noche me confesó que tenía enamorado y que lo quería mucho, pero cuando estaba conmigo sentía muchas cosas distintas, “cosas bonitas y lujuriosas” usando sus propias palabras, algo así como que con el enamorado era más feeling, en cambio conmigo era todo risas, bromas y vacilón en todo sentido, al menos eso me dio a entender, también pude comprender que como ya tenía mucho tiempo con él, estaba seguro de que no lo iba a dejar por mi, por alguien que recién conoce y con el quien más que una amistad buscaba divertirse y pasar unos ricos momentos calentones nada más. Bueno si era así como ella lo quería tomar, yo no me opuse a la idea, me parecía perfecto, una relación libre era lo ideal para ese entonces, ella me llamaba cuando tenía ganas de estar conmigo y yo igual, ella tenía que dejar de hacer lo que estaba haciendo o deshacerse de con quien estaba para venir a mi para estar juntos. Ese era el pacto entre los dos, esa era la consigna a seguir en la relación.
Victoria vivía con sus padres y su media hermana, hija de su papá llamada Soledad, era un año mayor que ella, también era muy guapa pero no se parecían mucho físicamente. Soledad era más alta y delgada, cabellos oscuros y ondulados, es decir totalmente opuesta a las características físicas de Victoria; quizá sea eso lo que me llamaba la atención de ella. Otra cosa distinta era su carácter, al comienzo muy callada, algo tímida, en eso también eran polos totalmente opuestos, mientras que Victoria era más alegre, expresiva y arrebatada.
Victoria y Soledad no se llevaban bien, tenían una constante rivalidad. Tal vez, puedas pensar que esto era punto a mi favor o era una ventaja para poder enamorar también a la hermana, pues si, yo también lo pensé en ese momento, pero al final descarté la idea. Puse a dormir a ese pájaro picador que tengo en mi interior.
Descarté la idea hasta una tarde que pasé a visitar a Victoria y al llamar al timbre de la casa, a la puerta salió Soledad, la tímida Soledad que al verme se acercó a saludarme con un beso de media luna, es decir solo en la mitad del labio, un medio beso por así definirlo y me dije en mi: “¡wohau!...y que fue eso” y al preguntar por Victoria me dijo que no estaba, que había salido a la universidad, me hizo pasar diciéndome que se encontraba sola en casa y que así sería hasta la noche. Bueno animado por la cariñosa bienvenida decidí aceptar la invitación, me hizo entrar hasta la cocina, allí conversamos mucho, ya me comenzaba a gustar cada vez más, me encantaba su mirada y en la forma que me trataba, ya no era tan tímida y callada como al principio, yo no quería lanzarme a la piscina sin estar seguro de que ese beso en la comisura de nuestros labios había sido casual o intencional. De darse la situación de que fuera casual y que yo le pidiéra un beso de verdad y ante el rechazo de ella quedaría como un tonto y sin ganas de querer volver a verla nuevamente por la vergüenza que ocasionaría en mi, pero en la conversa me di cuenta de que no era así, sentía cierto interés en Soledad. En el preciso momento en que me disponía a atacar cual feroz devorador encima de su presa, se escucharon las campanitas situadas detrás de la puerta, aquellas que indican la llegada de alguien, de inmediato me aparte de lo cerca que ya estaba de Soledad, era la mamá de Victoria. A los quince minutos de su llegada me dispuse a retirarme, fui escoltado hasta la puerta por la bella Soledad mientras me decía que la vaya a visitar más seguido, que siempre a esta hora se quedaba sola en casa, me despidió con un besito en la boca, ósea un piquito.
Horas más tarde me encontraba con Victoria en un restaurante en el centro de la ciudad y precisamente en medio helado, pasó caminando con unas amigas por el lugar mi querida Soledad, pero se hizo la que no me vio, yo por un momento me puse más frío que el mismo helado que comía, pensé que se iba a acercar o algo, pero no, siguió de largo en su camino. Victoria se dio cuenta de su hermana y me comentó que constantemente discutían, pero que no sabía las razones, solamente eran discusiones tontas y por celos, yo solo la escuchaba y decía “sí” a todo lo que decía. Así pasaron varios meses en esa rutina, por las tardes estaba con Soledad y por las noches con Victoria. No sentía que hacía mal a nadie, en esta historia todos sabíamos en lo que estábamos. Victoria se veía con su enamorado todo el día en la universidad, en las noches él trabajaba y ella aprovechaba para estar conmigo. Por otro lado Soledad, sabía que yo andaba con su hermana, no me pedía ni exigía nada, también la relación con ella era libre y sin compromisos, es decir, Open Mind.
Llegó la noche de fiesta del cumpleaños de Victoria, llegué a la casa a eso de las 10 de la noche, lo hice a propósito, no quería estar temprano para evitar toparme o coincidir con su enamorado, ya habían llegado unos rumores a sus oídos acerca de la relación clandestina que mantenía Victoria conmigo. Al ingresar a la sala, Victoria ya se encontraba un poco mareada por los tragos que bebió desde la tarde, la salude y bailé un rato con ella mientras Soledad miraba sobria a un lado de la improvisada pista de baile, estaba tranquila ya que ella no es de beber mucho.
Después saqué a bailar a Soledad un par de canciones y sin que nadie se diera cuenta nos desaparecimos y nos escondimos en su habitación de donde no salí hasta la mañana siguiente y lo que pasó allí ya te lo dejo para que recrees la escena. Ya muy temprano en la mañana y estando ya casi seguros de que no había nadie despierto de la familia decidimos salir y escapar corriendo hacia la calle y mientras Soledad me despedía con un beso me di cuenta de que Victoria entró en la sala y había presenciado todo, con cara de una evidente resaca se dio vuelta diciendo: “Nunca más te quiero ver”, de esa manera no volví a la casa más que todo por la forma que me comporté, sentía mucha vergüenza de mis mismo.
Con Soledad nos veíamos casi a escondidas ya sea en parques u hoteles, a veces la recogía de su instituto, ya comenzaba a sentir por ella algo más que un gusto, más que atracción, más que sexo, ya la estaba queriendo como enamorada formal, como la firme, me deje llevar, pero yo sabía algo de ella que nunca me dijo. Victoria me comentó que ella también andaba con otra persona, pero al preguntarle sobre el tipo me dijo que ya no estaba con él, bueno no quise tocar más el tema y lo dejé ahí para no darle mayor importancia al asunto.
A la semana siguiente la llamé y no me contestaba el celular, la buscaba por medio de otras personas y nada, hasta que una vecina de la cual me hice amigo me dijo que Soledad ya no vivía más con Victoria, que tenía muchos problemas con su madrastra y se fugó con su enamorado, fue como un baldazo de agua fría para mi, sentí como si un puñal se clavará en mi corazón al momento que empezaba a latir por Soledad, me dieron de tomar mi propia medicina.
Yo que quería cambiar de formato a esa relación, tenía el deseo de hacerlo ya a lo legal, con parámetros y respetándonos, como en toda relación común y corriente, en donde ella era solo para mi y yo para ella, pero Soledad siempre tuvo muy en claro el pacto que nos hicimos, el mismo pacto de una relación libre que hice con Victoria, pero todo da vueltas en esta vida, cuando crees que no lastimas a alguien aún estableciendo libertades o probando nuevas cosas en la relación a las finales siempre hay algún herido, más aún a esta corta edad, yo lastimé a Victoria al meterme con su hermana, aunque me justifique diciendo que era una relación abierta, pero de alguna forma la hice daño, el mismo daño que me causó Soledad o quizá dejando una herida más profunda en mi ego de macho al haberse escapado con su enamorado dejándome con este sentimiento herido por ella, aunque siento oír de su voz a lo lejos –en mi provocada fantasía- diciendo: “Nuestra relación fue sin límites, fue parte del pacto que hicimos los tres, Victoria, tu y yo…¿de qué te quejas ahora?”.
Después de todo me aleje completamente de las dos hermanas, Victoria y Soledad o más bien ellas fueron las que se alejaron de mi. Lo último que supe de Victoria por medio de la vecina fue que ya estaba embarazada de aquel aburrido y tonto enamorado, aunque no muy tonto porque ya convive con ella. De Soledad no supe más nada, en resumen se la tragó la tierra. Ahí estaba yo, una vez más me quedé sin soga y sin cabra, me quedé solo.
Finalmente acerca de una relación abierta y sin límites como la que yo pase ¿qué piensas de éste tipo de relaciones? ¿lo haz intentado alguna vez? ¿te consideras open mind?