Fabián es un muchacho de no más de veintitantos años, que lleva una vida entre los sabores y sinsabores del amor, tratando y en el intento de encontrar a la mujer de su vida, en su inexperiencia con las mujeres le toca pasar por muchas aventuras, algunas divertidas, unas trágicas y otras tristes, donde literalmente juegan al ping pong con su corazón. Una divertida novela juvenil, basada en las experiencias de Fabián, que también son las mismas que le suelen suceder a muchos jóvenes de su edad. La mayoría de ellas se encuentran tatuadas en este libro, en la que él nos cuenta su vida con ellas, con las mujeres que perdió por ser un mujeriego. A algunas de ellas, les escribe cartas creyendo poder recuperarlas de alguna forma, las mismas, que por supuesto, no tienen respuesta.

El encuentro con el amor de mi vida

Hace más de diez meses que te conocí, mi Daniela, todo fue a través de internet, nos hemos hecho buenos amigos, confidentes y por qué no decirlo, en cierto modo, virtualmente, buenos amantes, nunca nos lo propusimos, pero nuestras conversaciones subían de tono sin poder evitarlo. Tú en Chile y yo en Perú. Hemos estado cerca de ocho meses chateando hasta de madrugada, enviándonos correos continuamente y llamándonos casi a diario, hasta que decidimos encontrarnos y conocernos personalmente.

Llego a Tacna y es de noche, le digo al taxista que me lleve a un hotel tranquilo, nada lujoso ni caro, pero que sea tranquilo cerca del centro de la ciudad. Bajo frente a un hotel antiguo, me registro y estando en la habitación te llamo, te digo que ya estoy en Tacna y que mañana a primera hora salgo para Arica, y tú me dices que te encuentras en el bus camino a Arica y estás a sólo diez horas de llegar. Escogimos un punto medio (geográficamente hablando) para nuestro esperado encuentro. Saliste de Concepción hace dos días, yo vengo desde Lima, viajé cerca de veinte horas para llegar a Tacna. Estoy cansado, ya quiero que amanezca pronto, me meto a la cama acurrucado por el cansancio y el frío tacneño, pero no logro pegar los ojos, la noche es lenta, me parece eterna. Como no puedo dormir me visto y salgo a dar una vuelta por la ciudad, son las dos de la mañana y no hay mucho que ver, doy vueltas en la plaza que está frente al viejo hotel, me siento en un banco, de mi canguro saco un libro y me pongo a leer, a unos metros un vagabundo me hace compañía. Leo por una hora, no puedo hacerlo tranquilo, me siento como un niño en vísperas de navidad que no puede resistir la espera para abrir sus regalos. Me siento ansioso. Regreso al hotel, me recuesto en la cama mirando al techo de la habitación y empiezo a fantasear contigo, en cómo será nuestro primer contacto físico.

A la mañana siguiente te llamo, me contestas algo cansada y me dices que ya estás instalada en el hotel, me indicas la dirección, me comentas que es un hotel muy pequeño y apartado del bullicio de la ciudad. Mientras yo tomo un bus de Tacna hasta Arica, el viaje no dura más de 15 minutos, ahora me siento nervioso, lo habrás notado en mi voz por el teléfono, mis nervios son cada vez más intensos mientras me acerco más a ti, mientras las distancias se van acortando entre nosotros, te siento más cerca, te siento más mía. No sé como llegué a enamorarme así de ti, es más, no creo haberme sentido así antes por ninguna chica, siempre pensé haber estado enamorado no de una, sino de varias de ellas, pero ahora me doy cuenta de que en realidad, no fue amor, fue otra cosa menos amor. Este sentimiento por ti es algo inexplicable, es increíble, es como admirar lo que conozco y desconozco de ti, es simplemente amor.

Al llegar al hotel, la recepcionista me entrega una nota, diciendo que me esperas en el restaurante de enfrente (me pareció lindo el detalle, eso es algo que te caracteriza, eres muy romántica y detallista). Dejo mis cosas en recepción, en uno de los baños del hotel me refresco la cara, me perfumo y peino. Cruzo la calle y al entrar al restaurante te veo sentada a la mesa, tan linda y bella como te imaginaba, con tu cabello claro y dejando unos mechones libres sobre tu cara, elegiste un vestido negro, te llega hasta tu rodilla, tiene una amplia raja que dejaba ver tu pierna, un escote sugerente brindándome la osadía de ver tus hombros y tu cuello, te pusiste unos zapatos de taco aguja negros, ahora el aire es más liviano, pero el corazón me sigue latiendo a velocidad desenfrenada, no sé qué decir, me quedo parado a unos metros de la mesa, tu rompes el hielo con algo sorprendentemente agradable, te levantas y sin decir nada me estampas un beso, con una mano te acaricio la cara mientras la otra se pasea por tu cintura, las tuyas juegan con mi cabello, mientras me besas abro los ojos y me doy cuenta que todos alrededor nos miran con cara de desaprobación ante la escena, pero no nos importa, nos besamos más apasionadamente, pobres tontos, no saben lo rico que se siente. En ese momento sentí encontrar la gloria y las llaves del cielo, las encontré en esos besos tuyos mi amor, en el mundo puede haber cosas mucho más importantes, pero ninguno más importante que este momento, el momento en que pruebo tus labios por primera vez.

Nos sentamos a la mesa y te digo que estas preciosa, que había deseado mucho que este momento llegara. Yo poco a poco me voy relajando, mientras cenamos charlamos de cosas sin importancia, tratando de conocernos aún más de lo que ya nos conocíamos. Después del almuerzo salimos a pasear por la ciudad, caminamos tomados de la mano, besándonos en cada esquina, diciéndonos palabras bonitas, planeando nuestro futuro juntos. En lo más alto, estando en el Morro de Arica, teniendo las luces de la ciudad a nuestros pies, te paras frente a mí, me coges de la mano, mis ojos se quedan paralizados frente a tu mirada, fue en ese mágico momento cuando me preguntas “¿te ves en el futuro conmigo?”, me toma por sorpresa tu pregunta, y como para reforzar lo que me dijiste añades “Cásate conmigo”, tu propuesta es corta, clara, directa y contundente. Lo único que atino hacer es darte un beso, un beso mucho más intenso que aquel del restaurante, aprovecho que estamos en un sitio apartado de la gente, juntamos los labios y abro tu boca con mi lengua, la deslizo entre tus dientes con un chasquido, aspiro tu aliento, saboreo tu saliva, tu lengua se posa sobre la mía y el calor de tu aliento me llena la boca de nuevo. Tengo los ojos cerrados, pero puedo sentir como me acaricias los labios con un dedo antes de que nuestro beso acabe y además de tus dedos siento tus lagrimas, lloras de felicidad, tus manos me apretan fuertemente la espalda, te levanto la mirada desde el mentón y hago que me mires a los ojos y te respondo “Yo te quiero en mi vida para siempre, contigo me siento feliz, eres la mujer de mi vida y quiero ser tu último amor”.

En el camino de vuelta al hotel, pasamos por un centro comercial, nos detenemos en una tienda de bisutería, me acerco a la sección de anillos y busco un par, elegimos y los compramos. Esos mismos anillos se convirtieron en la señal de nuestro compromiso, el compromiso de juntar nuestras vidas por siempre y para siempre, ya que haces más de diez meses, ya casi un año de habernos conocido y amándonos de manera virtual, ya sea por suerte, por cosas del destino o simple y felizmente porque Dios así lo quiso. Quiso que nuestras vidas se entrelacen gracias al mundo del internet y ahora estamos juntos físicamente jurando amarnos para toda la vida.

En la noche, en aquel hotel antiguo, en nuestra habitación, amplia y sencilla, donde hay una gran cama de madera con aspecto de ser muy antigua (como todo en el lugar) cubierta por una gruesa manta y con una mesita de noche a cada lado. Tú estas en la ducha, yo hago zapping en la tele, minutos después te veo salir del baño, me quedo mirando tus pies descalzos como turnándose para dar un paso tras otro hacia la cama, te veo más bella que nunca, dejas ver tu cuerpo a través de esa transparente pijama roja, te alcanzo antes de llegar a la cama y te abrazo desde atrás. Aprieto tu cuerpo contra el mío, con firmeza pero sin brusquedad, mi barbilla (la misma que decías por internet que te picaría) en tu hombro, mi nariz entre tu pelo como un depredador olfateando a su presa, aspirando tu suave olor. Hueles a mujer y a niña, a piel y a colonia infantil. Cierro los ojos y aspiro, con las manos te rodeo la cintura y mis brazos rozan los lados de tus pechos, mi pecho y mi vientre presionan tu espalda, te giras sorprendida y al hacerlo tu cintura roza justo por debajo de la mía. Te beso en la mejilla, pero no es sólo un beso, porque apenas te toco con los labios, dejándolos en tu piel durante un par de segundos, los necesarios para que un beso en la mejilla sea algo más. Esa noche nos besamos más apasionadamente que en el Morro.

Y pensar que sólo unas horas antes de aquella noche, estábamos en el restaurante, viéndonos por primera vez. Se habían terminado las horas hablando por el Messenger, haciendo planes para vernos sin estar seguros de que fuera a ocurrir, se había terminado el imaginar si las fotos engañaban, si éramos tal y como pensábamos. Casi no me lo podía creer cuando aceptaste encontrarnos y de viajar tantos kilómetros desde Concepción para venir conmigo a pasar la noche en un viejo y barato hotel en las afueras de Arica.

Cuando separamos los labios apenas puedo disimular la vergüenza al comprobar que mi excitación se hizo sentir bajo mi pantalón. Tú también pareces haberte dado cuenta pero no dices nada.

Desabrocho el primer botón de tu sexy pijama, luego el segundo y puedo ver el comienzo de tus pechos a través de tu escote, el tercero y veo que estás desnuda, desnuda bajo esa tela transparente que ya apenas te tapa los senos. No sé muy bien lo que hago, si voy por el buen camino o si me estoy equivocando, creo que estoy en un error, voy demasiado rápido, pero ahora que he empezado no puedo parar. Antes de que pueda decir palabra alguna me tapas la boca con un tímido beso y tus labios me dicen en silencio que debo seguir.

Ha pasado mucho tiempo desde que hablamos por primera vez, hemos pasado muchas horas, días, semanas y meses fantaseando este momento y por fin te tengo entre mis brazos. ¿Dónde está toda esa timidez? ¿Dónde esos principios de niña buena que te hacían callar las respuestas a mis preguntas? ¿Dónde esta la chica pudorosa que se avergonzaba al pararse frente a la webcam, tan sólo para que yo pueda verte de cuerpo completo?, ahora te tengo desnuda sentada sobre mí, con tus pezones endurecidos por el contacto con mi lengua y mis dedos.

No puedo esperar, no quiero esperar. Me siento impaciente, pero a la vez quiero disfrutar de este momento, alargarlo como si así pudiera ser eterno. Me detengo, busco tu mirada, tu rostro, necesito tu aprobación para continuar y en tus ojos primero veo duda y luego pasión. Se que voy por buen camino, me lo dijiste con la mirada. Me contengo un poco, pero sólo lo necesario como para poder besar tus labios, tu cuello y el espacio entre tus pechos. Después de varios minutos de gozar el sabor de tu piel, me muevo despacio, entrando en ti con fuerza pero sin prisa, variando mis movimientos de vez en cuando y me aferro a tus caderas, a tus nalgas, a tus piernas y a tus pechos, penetrándote con más rapidez, con más fuerza, emborrachándome con tus besos, tu olor y tu mirada, besándote como un loco, apretado contra ti hasta que un delirio de pasión nos lleva al orgasmo.

Terminamos tendidos en la cama, empapados de sudor, abrazados, besándonos, yo disfrutando de tu calor, de tu desnudez y sobretodo de aquella erótica timidez que no me dejaste ver en tus fotos.

15 comentarios:

Claudia dijo...

chevere, que lindo es el amor, linda historia, linda tu novia y lindo tu. tkm

Anónimo dijo...

huy que erotico te pusiste, muy bien contado.

Yo tambien voy a empesar a escribir.

Freddy dijo...

esta historia me gusto mas que la anterior

SoloPedrito dijo...

Por lo menos superaste la anterior historia en la cual te me caíste completamente.

Hablando del relato, los detalles en este, la descripción de el lugar el tiempo y las personas, la intensidad y pasión en la escritura hacen que el lector viva la historia como su fuera suya; si bien es cierto uno en la primera cita se siente nervioso y toma decisiones seguido por sus instintos muy pocas veces tomamos las adecuadas pero cuando tomamos los correctos y seguros de lo que se viene todo llega a concretarse como se planeo, bueno el relato por cualquier ángulo que uno lo vea.

Este relato esta mejor que el anterior, que repito de nuevo te me caíste, suerte con la siguiente historia.

Sandrita dijo...

Me hiciste vivir el momento mismo, me senti la cama. Aqunque un poquito larga pero al final la segui leyendo. chevere

Cristian Maldonado dijo...

maldito, esta paja tu hsitoria loco, te recomiendo que escribas un libro de lo que escribes, seria lokazo

Daniela dijo...

me dejas sin palabras y me dan esos mismos escalofrios q senti cuando estuvimos juntitos.

Te Amo mi amorcito lindo, cada dia mas enamorada de ti.

Ya queda poquito para nuestra boda q nervios jejeejeje besitooooooooooos te amo te amo (K)


Tu esposita
Daniela

Anónimo dijo...

no mandes spammer melaa xD

RaFfO dijo...

wena hiztoria...czm



cazi iiOrO T_T



y pensar ke iO iba a pasar lo mizmO




en fin..:(




xvre (Y) =)



alOz (Y)

Anónimo dijo...

Que buena historia. ¿Será que todas tus andanzas son verdaderas?.

Pasé por una historia similar a esta. No tan explosiva, pero igualmente mágica y apasionada. Internet, dos países, dos idiomas, dos culturas, un amor, un encuentro, la locura, triste despedida, un par de reencuentros más, finalmente el olvido. Lo mejor que me pasó en la vida.

Te aconsejo que si es tan así como lo cuentas, no lo dejes escapar, podrías arrepentirte por el resto de tu vida.

A veces dudamos en jugarnos la vida por algo que parece tan extraordinario como complicado, pero al perder ese tren, nada vuelve a ser igual.

CristianAbelardo dijo...

wow una chilena... debe ser lindisma
me encanto la historia...
y pues suerte ¿Sera que viviste todo lo que cuentas?
salu2

Anónimo dijo...

Que intensa y apasionada tu historia de amor.. es de esos amores q uno no debe dejar escapar..de verdad q escribes muy bien.. son de esas històrias q uno quiere seguir y seguir leyendo.

Felicitaciones amigo, encontraste a la mujer de tu vida y te deseo toda la felicidad del mundo en esta nueva etapa de tu vida.

rafagaska dijo...

Hombre, claro que esta súper bien relatada esta historia, gracias por darnos una pizca de sal y pimienta, el amor rompe barreras, acorta las distancias inimaginables, sencillamente porque es mi caso, mi mujer asiática y yo mexicano
recordarnos que se puede hacer una realidad, lo que soñaste por el amor virtual, el recordarme que el amor, tiene una historia un inicio, un origen después de la primera mirada, esto sigue siendo esperanzador,para muchos enamorados internautas con la misma fuerza y sigo pensando de este hermoso sueño, es un inicio para muchos nos llego el amor asi, que se le hace, haz hecho recordar mi historia,
gracias DIOS, gracias por mis hijos, gracias porque me diste a mi familia. gracias internet

José Sánchez dijo...

que mas podria añadir a los otros cometarios, buena historia, felicitaciones al escritor, lo hace muy bien.

Maribel dijo...

es una verdadera historia de amor. del tiro novelistico

Publicar un comentario

Si te gustó la historia, tómate un tiempo y comenta

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Follow us on Twitter! Follow us on Twitter!
Replace this text with your message