Fabián es un muchacho de no más de veintitantos años, que lleva una vida entre los sabores y sinsabores del amor, tratando y en el intento de encontrar a la mujer de su vida, en su inexperiencia con las mujeres le toca pasar por muchas aventuras, algunas divertidas, unas trágicas y otras tristes, donde literalmente juegan al ping pong con su corazón. Una divertida novela juvenil, basada en las experiencias de Fabián, que también son las mismas que le suelen suceder a muchos jóvenes de su edad. La mayoría de ellas se encuentran tatuadas en este libro, en la que él nos cuenta su vida con ellas, con las mujeres que perdió por ser un mujeriego. A algunas de ellas, les escribe cartas creyendo poder recuperarlas de alguna forma, las mismas, que por supuesto, no tienen respuesta.

Cómo me duele quererte



Es sábado por la mañana y me encuentro tumbado en la cama con una reverenda resaca producto de las cuatro botellas (de tres litros cada una) de trago corto (que más parecía alcohol de hospital) después de la pichanga. Mi cuerpo no ha soportado la tranca del fin de semana y ha caído abatido, extenuado, destrozado presa de un dolor general en todo el cuerpo, la cabeza me esta por explotar y me duele hasta el pelo. Es toda una tortura. Juro no volver a tomar nunca más (al menos por esta semana).

No se si lo que más me molesta es el decaimiento temporal de mi salud o esta puta inutilidad y dependencia o la sensación de estar más solo que un naufrago en una isla perdida. Hace tiempo que no añoraba tanto la compañía de alguien. No tengo ni siquiera un perro que me ladre. Es en momentos como estos que reclamo a los cielos una mujer, alguien que me engría, que me cuide, que me llene de mimos, que me de delicados masajes en todo el cuerpo, que me acaricie la cabeza, que me acurruque, que me cante una canción para dormir, que me rasque la espalda allí donde mis manos no llegan, alguien con quien pueda tener ese toque de complicidad, atención, compañía, intimidad, tranquilidad y sobretodo inspiración.

Me siento débil y estropeado, y no es solo por la resaca maldita de anoche, sino que ayer en la tarde jugando al fútbol, hice un movimiento, como todo un crack, pero lejos de romperle la cintura a mi rival, quedo con la columna toda maltrecha, literalmente encorvado y doblado hacia el lado izquierdo, solo siento una punzada en la espalda y me quedo tirado de rodillas en plena cancha. Pienso que se trataba de un simple movimiento o quizá un aire, como tanto se dice. Pero ahora veo que la cosa es seria. Este dolor no es para nada desconocido para mí, es mi lumbalgia de siempre, que visita mi cuerpo de cuando en vez. Me siento un viejo achacoso y reumático. Soy excesivamente flojo, no quiero ir a comprar nada, pero tengo que hacerlo, ya que las cucarachas, arañas, lagartijas y una que otra ratita que conviven conmigo en mi desordenado y polvoriento departamento no lo pueden hacer por mí. Tengo que caminar dos cuadras hasta la botica y aplicarme una inyección para el dolor de espalda. La enfermera me aplica la droga en mi nalga peluda, me receta una pomada y recomienda refugiarme todo lo que queda del fin de semana en la tranquilidad de mi habitación.

No pienso quedarme tirado en la cama, como todo un monse, mientras mis patas se vacilan rico. No quiero ser un aburrido, aunque siempre lo he sido, desde niño me he aburrido, me aburro y me aburriré siempre. Así que, al mediodía cojo mi moto luchando con los dolores corporales, mentalizándome y dándome ánimos y hablando solo mientras manejo, diciéndome que no soy ningún viejito de mierda. Yo, muy bacán, hago todo lo contrario a lo sugerido por la enfermera de la botica. Voy con unos amigos a la playa, juego fútbol en la irregularidad de la arena, bailo, bebo y abordo a un par de chicas.

En la noche cuando aterrizo en la discoteca, la gente esta al borde del climax. En medio de todo ese asfixiante humo reaparece en mi vida Lisseth, una mujer atractiva, inteligente, alegre y muy deliciosa. Ella fue mi enamorada por muchos años, hace años. Creo que nunca la dejé de amar. Me saluda afectuosamente, me invita un trago, ya tengo el cuerpo anestesiado con el alcohol de toda la tarde. Creo recuperar todas mis facultades acrobáticas. Tiempo después el DJ pone el último éxito musical de Daddy Yankee, para mi gusto algo pacharaco y redundante como todo reggaetón, una canción que lleva por nombre “El ritmo no perdona” y de pronto Lisseth da brincos de alegría inexplicablemente al escucharla, me toma de la mano y juatch!!! me lleva a la pista de baile.

Si no fuera porque tiene una cintura provocativa, apoteósica y su carita me resulta estimulante, hubiera dicho que no. Pero no pude. Anestesiado y embalado con los tragos, me dediqué a demostrar todos mis dotes de bailarín de velorio, mostré mi más huachafo repertorio de coreografías, buscando de alguna forma encandilar a Lisseth con mis torpes, pero sexys movimientos, mientras ella con su encanto y su curvilínea hermosura solo hace confirmar que sigo templado de ella.

El adefesio coro de la canción comenzó a agitar a todos los presentes, con su letra toda sonsona y pegajosa: “Persíguelo, persíguelo, persíguelo que el ritmo no perdona, queeee no perdona…”. La gente embriagada y abandonada a los ritmos embrujados del Cangry, comienza a batirse y contornearse arrechamente hacia el piso. Lisseth en una suerte de rito dancístico, empieza a agitar el pompis frente a mi pelvis, bamboleándose, flexionando el torso y agachándose. Yo embebido, embobado y eufórico, me propuse a seguirle el ritmo haciendo gala de mi mejor estado físico (eso creía). En fin, ya mis articulaciones y mi espalda responden perfectamente y ninguna dolencia muscular puede parar a este bailarín capaz de ganar sin despeinarse el “Show de los Sueños”.

Estando en pleno éxtasis musical “A que te pego (ponlo ahí), a que te pego (tu sigue ahí), a que te pego (ahí, ahí) a que te pego… ahora suena el timbal racatantan”, sacudo la cintura de un lado a otro y ahí no más “crack” que me sonó como un “sckracht” del DJ, sentí que mi coxis se partía en dos. “Aaaaaaahh mierda” grito desesperado cerrando los ojos, sin poder levantarme del piso, ante la mirada asustada de Lisseth y la gente observando alrededor, no entienden ese nuevo y extraño pasito que yo improvisaba en el suelo. Tirado allí se me viene las palabras de la enfermera “Hey, chico de la nalga peluda, de-bes-guar-dar-re-po-so”. Me logro recuperar, y doblado, encorvado como Cuasimodo, chillando de dolor como niña y avergonzado, Lisseth me lleva donde mis amigos, les digo que por favor me lleven a mi depa, pero Lisseth se ofrece a llevarme.

Ahora por culpa de Daddy Yankee estoy aquí tirado en la cama, tieso, adolorido, soportando los malditos hincones de la contractura, pero junto a Lisseth que me cuida tan devotamente sentada al borde de mi cama, me cambia la ropa, total, ella conoce cada parte de mi amorfo cuerpo. En este momento se proyectan en mi mente, las escenas del pasado cuando mi mamá, mujer abnegada y servicial cuidaba de mí, cuando caía enfermo. Lisseth me seca el sudor de la cara. Ahora siento que la amo más. Juega con mi pelo, me dice “Date la vuelta que te voy a masajear con la pomada que te recetaron”, me da masajes con esas suaves y finas manos con las que jugaba años atrás, confundido y enamorado sin saberlo. Luego del masaje ella se recuesta a mi lado, conversamos, intercambiamos caricias, revivimos viejos recuerdos, me besa, la beso, me abraza, la abrazo, me hace el amor, le hago el amor, se queda toda la noche. A la mañana siguiente no la encuentro junto a mí, solo me topo con una nota “Anoche con tu gorrita para atrás, tu forma de vestir y esa barbita, me hiciste recordar al Fabián de antes, del cual yo me enamoré. Sorry, pero lo nuestro no puede durar más de esta noche”.

Fue un bonito reencuentro el de anoche, pero me siento utilizado, vulnerado en mis sentimientos. Soy terco y las cosas no pueden quedarse así. Así que para blindar mi orgullo, opto por aquella cosilla tecnológica que fue creada para nosotros los chicos algo tímidos con las mujeres, a parte del chat, otra genialidad es el mensaje de texto por celular, ya que si hay una respuesta negativa, ya no tendría que poner la cara de tonto tapizando la frustración entre risitas y muecas cojudas. Pues solo le enviaría un texto que diga “Ok flaca, será para la próxima pessss. Un beso, bye”, así quedo cool con ella y conmigo mismo.

Le envío el mensaje a Lisseth: “Vamos al cine, tengo un par de entradas de cortesía, ¿que dices?”, pero ella (no se si por hacerse la difícil, la misteriosa, la bacana o simplemente porque no estaría dispuesta a ir al cine con un tipo misio como yo, que la invita a ver una película con entradas de cortesía) no me contesta el mensaje hasta el día siguiente, dejando que pase la noche entera leyéndome libros, en suspenso, sudando y planteándome las mil y un pastruladas que los tipos inseguros (entre los cuales me incluyo) se plantean en estas circunstancias. “No debe saber cómo decirme que no” o “A lo mejor no le habrá llegado el mensaje” o “no tendrá saldo para contestar”… o el más trágico de todos “seguramente ya esta saliendo con otro, que al menos tenga para comprar las entradas y pagarle las canchitas”.

Al final ya desvelado, cagándome de sueño deduje “Pucha ya fue, total no quiere nada, no insisto pe, total, no es la primera vez que me shotean olímpicamente, ya se lo que es morder el polvo, caballero no más”.
.
Domingo, diez y media de la mañana, mi celular vibra avisándome la llegada del mensaje de Lisseth “Cheverísimo amigo, vamos pues, llámame en la tardecita para coordinar, chaucito“, lo leo y sonrío aliviado, pero detesto que me llame “amigo”.

Llego a la casa de Lisseth para recogerla, trato de darle un beso en la boca, pero ella fríamente gira la cara y me hace besarle la oreja, como diciendo “No va a pasar nada esta noche, ni ninguna otra”. Partimos de inmediato al cine. Una vez allí, decido no usar las entradas de cortesía, sino comprar unas entradas de verdad. Yo escojo “La Huérfana”, pero ella replica y me dice que es una película muy mala, que no vale la pena verla (aunque yo creo que ya la vio con otro), “Mejor veamos “Año Uno”, parece que será un mate de risa”. Ingresamos y al pasar por el snack ella me pregunta que quiero comer, yo le contesto que no tengo hambre y sugiero que compre una sola canchita para los dos y gaseosas. Digo esto, con la finalidad de compartirla y de esta manera se genere oportunidades de que ella se acercara a mi, para coger pop corn y poder rozarla, o mejor aún que nuestras manos se encuentren en el camino y queden entrelazadas dentro del pote. Pero ella me dijo que solo bebería gaseosa y como un cristal el plan se quebró. Ingresamos a la sala y yo maquinando como mongo “Ahora como hago para cogerle la mano o algo más”.

Tal como lo presentía, la película es toda una cagada, mientras ella se carcajeaba con las boludeces del humor gringo, yo seguía lamentándome. Además el protagonista, un gordo, mofletudo, rollizo, disforzado por ser gracioso, me cae por así decirlo “gordo”. No hay ni una sola oportunidad de aprovechar el pánico y acurrucar, tocarle la pierna, abrazarla o robarle mínimamente un beso de media luna a Lisseth. Por la puta madre no pasa nada.

Mi intención esta noche es poder declararme, que sepa de una vez por todas que la amo más, de confesarle que le escribí cartas que nunca se las envié y decirle cuanto la amo, cuanto la he amado estos años lejos de ella y cuanto la amaré. Como odio a los cursis, pero ahora me siento más cursi que nunca, ta´que roche. Pasamos dos horas en el cine, sin conversar, sin mirarnos, sin tocarnos, me parece que no fue una buena idea, sí que soy una bestia.

Al finalizar la película, ella me propone “Ya Fabián, ¿Qué quieres comer? ya me dio hambre, yo invito, habla…”, “Vamos al restaurante de siempre, ¿te acuerdas?” le digo. “Si vamos” me dice cogiéndomela barbilla, es evidente que sabe que me tiene todo baboso por ella.

Ya en el restaurante, pedimos la comida y mientras preparan el pedido, aprovecho para exponer mi declaración, ni bien empiezo, ella me tira un portazo en la cara “No malogres la noche por favor Fabián. No digas que me amas, no me hagas promesas, no hables del futuro, como si el futuro existiera. Ya te dije que no va a volver a pasar nada entre tu y yo, yo solo te veo como amigo, anoche me di cuenta de eso”. No respondo nada, me quedo en silencio, derrotado, triste y sin apetito. Hasta este momento tenía ilusiones de que ella se convierta en la mujer de mi vida. Ahora ella se come mi corazón con papas fritas. Game over.

Ahora salgo solo por las noches, me siento un fantasma, solitario como yo solo, audífonos en los oídos y con mi mp3 encaletado en el bolsillo. Me siento recuperado de la resaca, de la lumbalgia y del corazón, soy un fantasma feliz, que disfruta tarareando canciones pacharacas de Daddy Yankee. Compro una entrada para el cine, voy a ver “La Huérfana”, me proveo de un pote de pop corn y una botella de gaseosa, me siento junto a muchas parejas empalagosas que acentúan mi condición de… de que?... ah si claro, de un solterón ya llegando a los treinta y naca la pirinaca. Salgo del cine, enciendo mi mp3 y soy el fantasma cantarín, me siento libre y feliz o, lo que es lo mismo, demasiado solo. Aprecio mi soledad, aunque espero poder despacharla o compartirla con alguien. Me considero un romántico pero duermo solo. No tengo chica, no tengo psicólogo, no creo en los curas, pero necesito urgentemente conversarme, confesarme y contarme mis problemas a mi mismo, escucharme y tratar de comprenderme y perdonarme. Continúo caminando por la calles, con mi mp3 en el bolsillo y los audífonos en los oídos, escuchando ahora a Calamaro, me topo con muchas parejas acarameladas, que continúan acentuando mi miserable condición de fracasado sentimental. Me encuentro con una amiga muy linda, que me gusta de hace tiempo, conversamos, le sonrío con excesiva coquetería y termino invitándola a ver un película de terror el fin de semana.


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16 comentarios:

Angela dijo...

Huy!!!! no hay comentarios todavia, quiero ser la primera comentando algo, a ver dejame leer primero :D

Angela dijo...

Donde estas? ven que yo te doy todo eso que tu pides, hazme 3, 4, 5, 6 o los hijos que quieras... jajjaja

No puede ser un chico tan lindo como tu este tan solito

mariela dijo...

???? como q hazme 3, 4, 5, 6 hijos :|

mariela ¬¬

•Eveelyn dijo...

Que feo que esta historia se repita en tantas personas, pero sobran peces en el agua, sólo hay que saber a quien mirar y no encapricharse con justo el único pez que no te daría bola.

Texto genial :)

EL CHETA dijo...

es una historia interesante, heber cuando me das un espacio para escribir unas mias, oe vamos a las playa el fin de semana haber si nos levantamos unas flacas que estan buenas.

EL CHETA dijo...

es las historias muchas veces son parecidad a lo mejor en diferente escenario, ya te susedera algun dia Eveelyn, ahi entenderas.

Raulín Herrera dijo...

Oe Cheta, suave que esto también lo lee tu flaca y ahí si que te cae el garrote. jajajaja.

Anónimo dijo...

Mi kerido Raulin, cada vez me sorprendes con tus historias. Son tan reales ciertas, k nos deja en muchas ocasiones sin palabras, sabemos k están ahí, y muchos las hemos vivido, pero tu las cuentas de una manera, k nos deja perplejos, sigue cautivándonos con ellas , te dejo mil bs mi kerido amigo!!!

Naara|||||

Rodolfo dijo...

Una historia bien contada, escenarios bien descritos, hasta yo me sentí adolorido leyendo la narración de esta joven promesa literaria. Espero que sigas por buen camina, sigue haciendolo que vas bien Raulín.

Anónimo dijo...

wawww que tal bandido, no se si todo lo que cuentas sea ficcion, porque tienes una carita de pendenciero, que aqui te pintas como que no matas ni una mosca, pero eres igual relindo. besos

mario gonza dijo...

tranquilo fantasma, te felicito y me identifico con las historias que escribes. yo soy otro mujeriego tonto

mujeres bellas dijo...

Buenas noches, es un gusto saludarles señores de www.lasmujeresqueperdi.com hemos observado su web y hemos visto la gran calidad del material con la que esta cuenta por lo cual nos decidimos hacerles una propuesta de enlace, tenemos la edición del sitio http://www.tipsybelleza.com que actualmente tiene un pagerank 4 /10 y con un buen nivel de visitas, en el cual le daremos un enlace con el título que ustedes deseen a cambio de que nos añadan con el título de “Mujeres” y como descripción “Mujeres”. Si están interesados por favor escríbanos un email de confirmación al correo olano19@gmail.com, a la espera de su gentil respuesta:
Att. El equipo de www.tipsybelleza.com

Nolberto S dijo...

Así es pe, en cosas del amor muchas veces hay que perder y el miedo a estar solo es una idea letente en la cabeza de un soltero ya llegando a los treinta

El Chelero dijo...

pues estamos iguales heramnos, yo tambien sufro de lumbalgia con dolore terribles en la espalda, del corazon cuando una despiadada mujer me lo hace trizas, y otodos los fines de semana me da unos ataques por querer tomar unas cervezas bien heladasssssss. Saludos. Muy buen blog

Unknown dijo...

Hoy te lei un poco. Llegue aqui de casualidad, justamente escribi una entrada igual al nombre de tu blog. Si tienes tiempo date un tiempo de leerla. Creo que dejaste de escribir hace mucho.,.. lastima.
Saludos

Web Developers Delhi dijo...

That is an extremely smart written article. I will be sure to bookmark it and return to learn extra of your useful information. Thank you for the post. I will certainly return.

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