Fabián es un muchacho de no más de veintitantos años, que lleva una vida entre los sabores y sinsabores del amor, tratando y en el intento de encontrar a la mujer de su vida, en su inexperiencia con las mujeres le toca pasar por muchas aventuras, algunas divertidas, unas trágicas y otras tristes, donde literalmente juegan al ping pong con su corazón. Una divertida novela juvenil, basada en las experiencias de Fabián, que también son las mismas que le suelen suceder a muchos jóvenes de su edad. La mayoría de ellas se encuentran tatuadas en este libro, en la que él nos cuenta su vida con ellas, con las mujeres que perdió por ser un mujeriego. A algunas de ellas, les escribe cartas creyendo poder recuperarlas de alguna forma, las mismas, que por supuesto, no tienen respuesta.

Luana, la novia de mi mejor amigo



A diario pasaba por el lugar en donde trabajaba Luana, era una estación de servicio, un grifo de combustible como se le conoce más comúnmente, estaba ubicado a unas 6 cuadras camino a mi casa, siempre estaban chicas muy lindas atendiendo el establecimiento haciendo de anfitrionas, pero ninguna que me llamara tanto la atención como Luana, una bella señorita de 19 años de tez blanca, muy blanca, pecas en el pecho, de cara fina y labios muy bien formados y resaltados con un agradable labial rojo, una bonita sonrisa, el cabello negro azabache que llegaba hasta un poquito más abajo del hombro, ojos color café y mirada coqueta, de 1.65 cm aproximadamente, mostraba su linda figura en un uniforme de color rojo que constaba de un pantalón muy ceñido al cuerpo y un top bastante sexy que dejaba mostrar su ombliguito coquetón con un piercing bastante sugestivo.

A diario pasaba por el grifo una y otra vez, a veces me detenía a cargar combustible a mi moto, siempre era atendido por estas bellas anfitrionas, que amablemente me ofrecían una bebida o alguna promoción, hasta que una de esas tardes lluviosas y húmedas de Iquitos, me disponía a ir a mis clases en la universidad y al momento de pasara frente al grifo pude ver desde lejos a una de las anfitrionas que me miraba fijamente mientras pasaba a bordo de mi moto y de inmediato como todo galancete, le di media vuelta a mi vehiculo y fui hacia ella con el pretexto de “cargar combustible” para intentar cruzar palabra alguna con la bella anfitriona. Al llegar la miré y le dije “Hola, ¿cuál es tu nombre?” con gesto en el rostro de galán de cine,”Hola, Luana me contestó bajando la mirada con timidez, así que aproveche dicho comportamiento para sentirme más seguro y repliqué: Nunca te había visto por aquí, ¿eres nueva?”, y me respondió: Noooo, ya tengo un par de semanas, pero a diferencia de ti, yo siempre te veía pasar, pero tu ni caso me hacías cuando intentaba saludarte, eres un sobrado” y estando muy seguro de la atracción física que sentía por mi, seguimos la conversación, yo hablaba de manera muy insinuante y siendo muy claro en mis intenciones, después de una breve charla finalizo invitándola a salir a comer en la noche, a lo que recibí una respuesta positiva.

Y así de acuerdo a lo pactado en la tarde, me fui a verla, eran las 11 p.m. la recogí al terminar su turno, fuimos a dar unas vueltas por la ciudad, conversamos, nos conocimos un poco más y finalmente cenamos un buen pollito a la brasa. Mis visitas al grifo eran más continuas de lo habitual, muy discretamente le dejaba notitas invitándola a vernos después de trabajar, adjuntando la dirección del punto donde debíamos encontrarnos, hacía esto con la finalidad de que nadie en su trabajo se diera cuenta de nuestra relación y que no la pueda incomodar con mis visitas; en ese plan pasamos cerca de una semana y media.

Una tarde ya casi noche, la visité en su casa, ubicada en una misma esquina, su calle era muy oscura y más todavía con los árboles frondosos que cubrían con sus ramas parte de los postes de alumbrado público y lo que hacían es preparar la escena para pasar una noche agradable y romántica junto a Luana. Al tocar el timbre de la casa, me atendió su mamá, me presenté como todo un caballero y me dijo que la esperara que ya estaba por salir, me hizo pasar a la sala y allí se encontraban a parte de la mamá, el padrastro y su hermanita menor viendo la tele, después de unos minutos salió mi bella futura enamorada que recién salía de la ducha, pude sentirla antes de que entre a la sala por su aroma que era una mezcla de shampoo fresita y un perfume que no recuerdo el nombre, pero era muy agradable tanto así que me inspiró a regalarle un par de frases bonitas al oído al saludarla.

Recuerdo que hacía mucho calor, sacamos dos sillas al patio exterior de la casa, nos sentamos justo debajo de un árbol, yo sugerí que fuera allí porque era el lugar más oscuro, siguiendo la premisa de que “al amor le gusta la oscuridad”. Conversamos durante unos minutos acerca de las actividades que realizamos durante el día, hasta que empecé a acercarme un poco más cada vez hasta que pude rodearla con mi brazo derecho y al no encontrar indiferencia en ella me anime a soltarle un beso en la mejilla pero en el camino me encontré con sus labios, ella había girado la cabeza intencionalmente para que esto sucediera; y de esta manera sucedió nuestro primer beso.

Lo que al comienzo empezó como un vacilón para mi, una diversión pasajera, una motivo hecho mujer para levantar más mi ego de galancete, pero con el pasar del tiempo se fue transformando en otra cosa, en algo más profundo, ella me gustaba mucho más, era muy cariñosa conmigo, atenta, romántica y en fin todo lo que me gustaba en una mujer. Esto hubiera sido perfecto si es que no hubiera existido un secreto en todo esto, una mentira de mi parte, yo tenia enamorada ya desde hace buen tiempo, Luana siempre me preguntaba y yo siempre lo negué.

Casi de manera ínter diaria la visitaba por las noches y nos sentábamos siempre bajo el mismo árbol, pero esta noche en especial fue diferente no por lo que sucedió allí, sino después, me despedí para volver “supuestamente a mi casa”, ya podía percibir que Luana empezaba a desconfiar en mi y yo tenía miedo a que en cualquier momento pueda descubrir la relación paralela que llevaba.

Después de pasar parte de la noche con Luana, fui a visitar a mi otra chica, no tenía ni 15 minutos en la puerta de su casa y fue precisamente en el momento en que abrazaba a mi chica cuando pasó en su moto la bella Luana, me miró con cara de enfado y no era para menos, yo me quede frío ahí, aunque mi chica de turno no se dio cuenta de mi malestar y la cólera que tenía conmigo mismo.

Al día siguiente todo sin vergüenza y sin sangre en la cara volví a visitar a Luana, pero ella ya me esperaba con una cara muy larga, trate de explicarle con unas mentirillas ya poco convincentes después de la escena que vió la noche anterior, me propuso o mejor dicho me ordenó que si quería seguir con ella que dejará a la “otra”, bueno yo accedí y acepté dicha orden, pero solo para darle gusto en ese instante.

Estuvimos varias semanas más juntos, la situación ya no era la misma, perdí su confianza y para colmo de males volví a recaer en la infidelidad, pero esta vez ella se enteró a través de comentarios de unas amigas que me vieron con mi otra chica y con esto la relación ya llego a su límite, nos dejamos de ver por mucho tiempo, me dolió mucho haber terminado así y no haberla sabido valorar realmente, fue una chica muy linda y especial para mi, además de ser muy hermosa físicamente.

Y no fue hasta una tarde que me reuní en casa con mis mejores amigos Claudio, Jota y David a tomarnos unas cervecitas sin motivo alguno, escuchábamos música y soltábamos algunos gallos con los karaokes en la sala de mi casa, y nos habíamos tomado cerca de unas doce botellas entre los 4, en ese momento sonó el celular de David, mi mejor amigo que me había comentado que estaba de enamorado con una chica muy linda desde hace unas semanas, al contestar era una voz femenina preguntándole en donde estaba, para lo que el respondió que se encontraba en mi casa y que la invitaba a venir, al parecer ella se negó en un primer momento pero David insistió y ella finalmente aceptó, pero con la condición de que fuera a recogerla de donde se encontraba, así David me pidió prestada mi moto para que vaya por ella.

Al cabo de media hora regresó, yo me encontraba de espaldas a la puerta, David hace su ingreso a la sala y dijo muy orgulloso a todos los presentes: “Chicos, les presentó a mi enamorada” , y al darme vuelta por fin pude conocer a la chica que tan ilusionado me habló mi amigo y me di con la sorpresa al ver que la “enamorada” de David era nada más y nada menos que mi bella ex amor Luana, si ella a la que tanto me quiso y a la vez la hice sufrir con mis aires de mujeriego, ahora novia de mi mejor amigo, hice como que no la conocía y que nunca antes la había visto, que jamás nos cruzamos en la vida, creí que eso sería mejor para David, el no debía saber la intensa relación y todo lo que viví con Luana, no tenía porque saberlo y ella también entendió eso.

Las vueltas que da la vida, las oportunidades solo se presentan una vez, en mi caso se me presento dos veces y yo muy tonto no la supe aprovechar, ahora lo último que sé es que David ya convive con Luana y ya con planes de matrimonio. Lo que al comienzo fue chocante por la situación y porque el sentimiento por Luana aún estaba allí, con el tiempo tuve que aceptarlo y tomarlo de otra manera, ahora me alegro por ellos, David es un buen tipo y la merece, al igual que ella a él.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, interesante la historia que cuentas, me sentí identificado las oportunidades hay tomarlas y en esto del amor con más razón.

Anónimo dijo...

Siiii esas anfitrionas son realmente muy guapas, yo voy a los grifos donde estan ellas, solo para verlas, chevere el blog.

Garo dijo...

Jejjeje. Entretenido

Anónimo dijo...

jajaja... eso les sucede a los pendejos...

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